Con un ogro entre las sabanas

Por un asunto de gustos personales, escribiré los pensamientos de Gork en marrón en vez de usar el color rosa por defecto que determinó Paco.


Gork había caminado un par de horas cuando divisó a la distancia las primeras casas de Eyra; aquellas casas campesinas ubicadas en las afuera de la ciudad, con sus campos y animales.

A paso ligero y alegre se aproximó a una de ellas. No se veía vida en los alrededores, salvo un pequeño perro que había corrido a esconderse en su diminuta casita al ver a Gork acercarse.

Gork: No te preocupes pequeño, ya desayuné- le dijo amablemente, con una sonrisa grande y bobalicona que revelaba sus enormes y afilados dientes. El perro gimió tembloroso en respuesta.

El ogro se paseó un poco por el jardín sin encontrar a nadie. Seguramente las personas estarían trabajando en sus tierras... aunque Gork no alcanzó a razonar eso.
Allí, tendidas en unas cuerdas al sol, había ropa mojada y algunas sabanas. El ogro, al no ver a nadie que le causase problemas, tomó una sabana y se cubrió con ella lo mejor que pudo y con ese disfraz encapuchado partió rumbo a la ciudad.

- Jeje... esto es perfecto. Nadie me reconocerá- pensaba Gork satisfecho de su astucia, mientras se llevaba sus enormes manos a la boca para reprimir una carcajada traviesa. Y vestido de esa forma, caminó rumbo a la entrada de la ciudad en busca de algo de información.

Tapado como podías con las mantas hibas en rumbo a la ciudad, y te fuistes acercando a la puerta de la ciudad cuando vistes dos deliciosos guardias dormidos en el portón. Te relamistes la boca cuando te sonó la barriga, pero no de hambre si no todo lo contrario, pues parece que hoy habias comido demasiado, y de repente se te quitaron las ganas de comerte a los guardias... aunque tubistes que pensarte dos veces si darle un lametón a unos de los guardias o no, aunque al final decidistes no darselo. Pasastes por la puerta y vistes una ciudad enterita con un montón de niños jugueteando y corriendo cuando... la pelota de un niño ba dirijida de un pelotazo a toda tu cara. Cojistes la pelota, y justo entonces vino un niño diciendote, sin temor alguno:
Niño: ¿Me devuelves la pelota, porfavor?
Mucho más atras del niño se escondían detrás de una farola otros 4 niños tembrando, y diciendo: "¡Pedro, vuelve aquí" Estaban apunto de llorar, ellos si que tenían miedo...

El ogro observó hacia abajo a la pequeña cría de humano. Tan blanquito y rosadito que estaba, tal cual como a Gork le gustaban. Rememoró un cumpleaños que había tenido cuando su madre le había preparado un platillo con niñito similar: había sido una de las comidas mas deliciosas que había probado nunca.

El ogro tomó al niño de la ropa, levantandolo del suelo hasta la altura de su rostro. No parecía tener miedo y le miraba con tanta curiosidad como el ogro a él.

- Podría merendármelo más rato- se dijo, pensando en guardarlo en uno de sus sacos, pero entonces el estómago volvió a rugir, liberando por su vía trasera un olor repugnante y sonoro. El ogro bajó al niño y dejó caer la pelota, ignorando completamente al mocoso. Ahora tenía cosas mas importantes que pensar, como un lugar tranquilo en donde evacuar el desayuno. Miró hacia todos lados y lo mejor que vio fue un callejon oscuro que parecía bastante solitario.
Y hacia alli se dirigió, cada vez con un paso mas rápido en la medida que la necesidad de evacuar iba en aumento.

Fuistes corriendo para el callejón, mientra lanzabas gases no queridos... tubistes que pasar por una laaarga plaza, todos los humanos de Eyra, y seguramente de engyra, donde no extrañaria a muchos que llegase el sonido o la peste, miraban extrañados al ogro que parecia una moto con su tubo de escape... Pudistes llegar al callejón, oscuro, y sin salida. eso si con muchas telarañas con sus perpectivas telarañas. Mientras corrias te comistes muchísimas arañas, pues caminabas con la boca abierta, y todavía te daban más ganas de "deshechar" Porfín llegastes a la profundidad del callejón.
continúa en el callejón oscuro.