La gente salía de sus casas y sin saber que ocurría se unía al flujo de personas que se dirigía a la plaza. Se escuchaban a todos preguntando que sucedía, pero todos tenían una versión diferente de los hechos. Unos hablaban de que había un elfo rondando en la ciudad, otros que habían apresado a alguien, habían quienes decían que alguien había muerto y otros sencillamente pensaban que la feria había empezado antes de tiempo.
Sin embargo todos parecían estar de acuerdo en dos cosa: había que ir a la plaza y sea lo que fuese el motivo de tanto alboroto, valía la pena ir a curiosear.